No hay periodismo posible al margen de la relación con los otros seres humanos. Hay que tener nociones de psicología, hay que saber cómo dirigirse a los demás, cómo tratar con ellos y comprenderlos. Creo que para ejercer el periodismo ante todo hay que ser buen hombre o buena mujer. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es buena persona se puede intentar comprender a los demás sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.
La gente con la que tenéis que trabajar- y nuestro trabajo de campo es siempre con la gente- descubrirá inmediatamente vuestras intenciones y vuestra actitud hacia ellos. Si descubren que sois arrogantes, que sólo habéis ido a recoger algunas fotos reaccionarán inmediatamente de forma negativa. No os ayudarán. No os contetarán. No serán amigables. Y, evidentemente, no os proporcionarán el material que buscais.
Y sin la ayuda de los otros no se puede escribir un reportaje. No se puede escribir una historia. Aunque esté firmado sólo por quien lo ha escrito, en realidad es fruto del trabajo de muchos. Sin un espíritu de colectividad, de cooperación, de buena voluntad, de comprensión recíproca, escribir es imposible.
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